La "deuda buena" se refiere al uso estratégico de préstamos o créditos para realizar inversiones que tengan el potencial de generar ingresos o aumentar tu patrimonio a largo plazo. La clave está en utilizar la deuda de manera inteligente, invirtiendo en cosas que puedan proporcionar beneficios financieros mayores que el costo de la deuda.
Tomar un préstamo para financiar tu educación puede considerarse una deuda buena. Obtener una educación de calidad puede aumentar tus habilidades y oportunidades de empleo, lo que podría resultar en ingresos más altos a lo largo de tu carrera.
Utilizar un préstamo hipotecario para comprar una casa o propiedad de inversión puede ser una deuda buena. A medida que pagas la hipoteca, construyes patrimonio y, con el tiempo, el valor de la propiedad puede aumentar.
Adquirir un crédito para iniciar o expandir un negocio puede ser beneficioso si el negocio tiene un plan sólido y un potencial de crecimiento. El retorno de inversión a través de las ganancias del negocio puede superar el costo de la deuda.
La clave para aprovechar la "deuda buena" es tener un plan sólido y evaluar cuidadosamente si la inversión prevista tiene el potencial de generar beneficios que superen los costos asociados con el préstamo. Además, es esencial administrar la deuda de manera responsable y asegurarse de poder cumplir con los pagos. Como regla general, es recomendable buscar asesoramiento financiero antes de asumir cualquier deuda significativa.